sábado, 2 de marzo de 2013

Taganga (Colombia) - El modesto pueblo de pescadores

Bus Cartagena-Taganga: 43.000 pesos. Duración: 4 hs
Hostel: Casa Nareth (al lado de La Masia). Precio: 10.000. Calidad: buena. Muy recomendado.

Siempre me cuesta describir con facilidad un pueblo o ciudad. Generalmente debo encontrar las palabras e intentar trasmitirlas de manera tal que el resumen sea distinto al anterior y llamativo al mismo tiempo.
Haré un esfuerzo y seré contradictorio con la ilusión de llegar a que sientas lo que yo. Empiezo:
Taganga no es tan lindo. Si uno viene ejercitado y puede sentarse tan solo a mirar el contexto, las condiciones estructurales, se podría decir que con muchas de sus calles de tierra y destruidas se asemeja mas a un barrio bajo que a un polo de turismo.
Me pregunto por qué teniendo esta comparación en mi cabeza me quedé tanto tiempo en este corregimiento del distrito de Santa Marta donde tan solo 3000 personas lo habitan, la mayoría de ellos pescadores y agentes de turismo.
Taganga es feo pero hay una magia en esta vaina que lo hace a uno querer quedarse me decía Toto quien vive hace varios años yendo y viniendo a Taganga desde Santa Marta. Y es cierto, hay una especie de embrujo raro. Sus playas no están del todo limpias (defecto compartido entre turistas sucios y locales con idéntica característica), la costa con algunos restaurantes y discotecas son atractivas mas no paradisíacas aunque sus atardeceres son preciosos, magníficos diría.


Se siente, ve y respira el calor de sus calles con las mesas de sencillos bares repletas de botellas de cerveza vacías, una música (vallenato puede ser) a alto volumen y varios colombianos bailando en sus veredas y calles. En los alrededores se pueden apreciar pequeñas montañas, mas bien colinas, con arboles enanos y arbustos verdes. Taganga se podría describir como un lugar de sol abrasante y miradores con vistas de postal con un mar Caribe inundado de pequeños botes esparcidos sobre el agua turquesa.

Según me estuvieron contando los pobladores, el pueblo turístico no prospera, al menos a nivel estructural, por diversos motivos.

Las calles de tierra de Taganga con sus niños.

El principal tiene que ver con ser un pueblo de pescadores, gente sencilla que se conforma con menos de lo que nosotros estamos acostumbrados. Para ejemplificar puedo dar el caso que me contó Toto, este amigo de 50 años que trabaja para la mejor escuela de buceo de Taganga, Calipso. Muchos tagangueros dueños históricos de terrenos en el parque Tayrona vendieron sus tierras para mudarse a algo peor. Este es un ejemplo de conformismo. Quizás algo de esta actitud esté relacionada con la mentalidad casi amable de antigua tribu que habitaba esas tierras, los Tagangas, quienes fueron hospitalarios incluso a la llegada de los españoles en 1534. Esta gente, antes y ahora, solo quiere vivir en paz sin mayores molestias y sin demasiados lujos.
El segundo motivo tiene que ver con la flojera y pereza que el calor impone drástica e inevitablemente. Según pude averiguar el pueblo dista de lo que fuera antaño. Ahora, debido al turismo, el pequeño pueblo de pescadores mutó a pueblo que dejó de vivir de la pesca para vivir del turismo perdiendo, consecuentemente, parte de su encanto inicial.
Taganga me recibió con este atardecer.
Vendedoras amabilisimas por la playa.

Menos mal que llegué a casa Nareth, pienso recordando a su gente. Es un pequeño hostel familiar al lado de La Masia, un reconocido hostel. Casa Nareth está a mitad de precio, es manejado por una familia y son a ellos, a estos trabajadores a quienes debería ir nuestra plata y no al dueño europeo que invirtió en un hostel con todos los lujos olvidando el origen del mochilero cuando las familias locales les abrían las puertas de su casa y les daban cuanto necesitaban a cambio de nada.
Las amigas del hostel Casa Nareth.
Las tranquilas calles de tierra de Taganga una tarde.
Vista desde la discoteca El Mirador

Playa Grande
A unos 20 minutos caminando o por 3000 pesos y 5 minutos en bote se puede llegar a esta playa mas bonita que la principal de Taganga, con un mar mas desnudo y con menos botes entorpeciendo la vista. Fuí allá por primera vez con mis amigos el argentino Nico y las colombianas, hijas de la dueña del Hostel Casa Nareth, Jhensy y Jhoa. El Caribe comenzaba a deleitarme por primera vez en el viaje. El agua cristalina, la gente haciendo snorkel, las bikinis, los vendedores, el mate que se enfrió. Colombia por primera vez me estaba permitiendo ver el Caribe.

Las bautizamos a Jhensy y Jhoa como a nuestras hermanitas (a pesar de que Nico quería cometer incesto)
Botes en su mayoría pesqueros en la costa de Taganga.
Caminando a playa grande se encuentran estas vistas

Playa grande tiene menos gente y se ve excelente.
Un atardecer en Playa grande.

Acrobacias y arte.
Un hotel al costado de playa grande.

Lo mas fuerte de Taganga llegó mas adelante, sin embargo.
Una decisión a último momento, una escuela de buceo escogida y algunos dolares menos en el bolsillo o mejor dicho, intercambiando un bolsillo lleno de billetes por unos llenos de esperanza e ilusión.
Un día salí a superar mis limitaciones una vez mas. Salí por primera vez a conocer las profundidades de los mares. Y vaya suerte tuve, mi primera vez buceando y me tocó en las claras y cuidadas aguas del parque Tayrona, el caribe colombiano.

2 comentarios:

  1. Esa vista hermosa es lo q hace q Taganga sea tan mágico, yo también hice tu mismo recorrido hasta playa grande y fue muy chevre no lo olvidare, no vivo en Colombia desde hace muchos años y no te imaginas que emocion tan grande me da q conozcas varias partes de nuestra bella tierra,, como decimos los Colombianos Barranquilleros "Quien lo vive es quien lo goza"

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