jueves, 19 de mayo de 2011

Pushkar (India) - Un Safari por el desierto de Thar



Ese día si la encajé. Me levanté a las 6 de la mañana para ir en tren desde Jodhpur hacia Ajmer y de allí en un bus a Pushkar. Me desperté, chequié que no me faltase nada y salí hacia la estación de tren. La encajé, digo, porque el día anterior había hecho exactamente el mismo procedimiento (levantarme, chequear que no me faltase nada y salir hacia la estacion) hasta que me di cuenta de que mi boleto era para el día siguiente... recuerdo haber mirado el boleto, haber sonreído por mi equivocación y haberme vuelto a acostar para que dos horas después Avi, un carismático indio que trabajaba en la recepción, me golpease la puerta para decirme que me había quedado dormido. Me pregunté donde estaba mi cabeza que me olvidaba tantas cosas. Ah si...
El tren salió a puntuales 7 de la mañana para llegar a la hora predicha: 12.50. Lo que vi de Ajmer no me llamó la atención, era una ciudad corriente con mucho trafico y ensordecedores bocinazos. Igual debo admitir que lo vi desde arriba del bus que me llevaba a Pushkar así que mi opinión sobre dicha ciudad no es relevante. Mi destino final era Pushkar, era ésta la ciudad ansiada, allí era donde me esperaba un Camel Trip, allí era donde podría relajarme mirando el sagrado lago, ese era la tierra prometida que mas de un amigo me había recomendado.
El Viaje en camello lo había pagado una semana antes desde New Delhi. Nunca estuve de acuerdo con sacar los tours de antemano porque siempre alguien se pasa de vivo y te vende gato por liebre. Pero no me podía dar el lujo de no reservarlo con anticipación: mi tiempo era acotado solo restaba confiar.

Con mi camello Jimmy camino al desierto
En este post me voy a referir exclusivamente a "El Safari" que hice en Pushkar (Safari es un decir, así le llaman ellos a llevarte en camello al desierto. Desierto es un decir, así le llaman a ellos llevarte a un lugar con arena y pocas casas). En fin, el viaje en camello (un nombre mas justo a lo que hice) empezaría a las 16 y terminaría al día siguiente a las 10. Me pasó a buscar quien seria mi guía en una moto y, camino hasta la agencia de turismo, nos quedamos sin nafta así que parte del trayecto lo hicimos caminando. Cuando llegamos fui presentado al camello que seria mi transporte. Por fin llegué a ese ansiado viaje en camello. Mi transporte se llamaba Jimmy y era un camello de 4 años. Estaba sentado en la puerta de la agencia, en su nariz veianse moscas que revoloteaban en sus fosas nasales impidiendo que respirase con libertad; de vez en cuando suspiraba con un sonido casi de desconsuelo y líquidos mucosos salían graciosamente de esos enormes agujeros nasales.
Me subí el camello, me agarré de una pequeña palanca enfrente mio y con un sonido de mi guía el camello primero se puso en sus rodillas con un brusco golpe hacia adelante y después se paro completamente. La altura a la cual me encontraba era de un par de metros, era enorme y el cuello largo de mi camello se movia pendularmente hacia adelante y hacia atras. No era cómodo como parecía estar Ali baba y los 40 ladrones, pero tampoco era tan incomodo. Al rato, mi guía, subiéndose a una pared, se sentó atrás mio y comenzó un trayecto de una hora hacia donde dormiría aquella noche. Por momentos hacia galopar al deportista camello aunque mi condicion de hombre hacia que cierta parte de mi cuerpo duela.

Llegué y deseaba ver un atardecer de antaño. Por el contrario me encontré con uno bonito pero sin la magia que esperaba. Desde donde estaba la puesta del sol unos molestos cables entorpecían el elixir que esperaba de aquella tarde. Sin embargo fue ameno. Lo comparti con un simpatico pero torpe japones de 30 años, ingeniero en sistemas. Confirmé lo que se dice de los japoneses: son maquinas trabajadoras de sol a sol. Mi camarada me contó que trabajaba unas 17 horas diarias de lunes a lunes aunque es porque es Tokio. El, cuyo ingles era muy difícil de entender, si bien era mas grande que yo, no pude menos que sentirme su hermano mayor explicándole y aconsejándole. Resulta que a el le pasó lo mismo que a mi cuando llegué a New Delhi a la fatídica hora de las 2 de la mañana. A el le faltó la suerte, no obstante. Igual que a mi un taxista lo llevó a una agencia de turismo ya que "todos los hoteles baratos están completos". Ese día, en esa agencia, lo camelearon, o mejor dicho, le metieron el camelo (antigua frase lo sé). Le vendieron un súper paquete con un chofer personal que le saca comisiones todo el tiempo diciendole cosas como "si estamos aca no podes no ir... ahi", y el ahí no es mas que una piedra de tamaño corriente pero cuyo costo de entrada no es nada corriente. Entre otras cosas el japones le compra la comida a su chofer y éste lo manipula continuamente diciendole cosas como que "necesita que le pague extra porque la familia...". El ponja, pobre y estupido crédulo, cae en todas. Me da aun mas tristeza porque uno lo ve a el y ve el aura que lo acompaña, verdaderamente se metieron con un inocente que no merece dicho trato.

La puesta del sol en el desierto de Pushkar
Pero cuando me contó de su llegada a Delhi, no pude menos que sorprenderme ante la exacta situación que le tocó vivir. La única diferencia respecto a mi es que no solo cayó sino que ni se enteró de la estafa. Abrió los ojos, de una manera que la fisiología japonesa no permite, cuando le expliqué de la estafa que le habían hecho. Quizás estafa no es la palabra, diría mejor "a la mentira a la que fue conducido". Sin embargo ya embaucado lo que me quedaba hacer era hacerle sentir que "no lo habian cagado tanto" aunque me fue difícil mentir y decir algo que no creía sinceramente. Mas tarde hablé con el dueño de la agencia que me llevó al Camel Trip y enojado le dije que no tenian que cobrarle extra a la gente (porque mucho no caemos pero otros turistas como el japones que confian en la gente local, si). El dueño de la agencia, simplemente, se desentendió del tema. Yo ya sabia, esa es la estrategia de la gente que no se quiere hacer cargo. El lado positivo de la historia fue la deliciosa comida que nos dieron sumado a un clima cálido y una silenciosa paz que me retrotraía al instinto primero de contacto y relación entre el hombre y la naturaleza, hoy día poluta por la jungla de cemento en la cual nos toca vivir.

Bonus EXTRA: A True Bollywood Story
Esa tarde/noche luego de haber llegado y haber disfrutado de un bonito atardecer el safari me tenia una sorpresa. Yo dormiría en una de las 3 o 4 carpas que había que formaban entre todas un semicírculo, un escenario que parecía ser idóneo para una película ambientada en el desierto. Así también lo comprendió un director de Bollywood pues en el mismo lugar donde yo dormiría estaban rodando una película. La película parecía seria, aunque lo único que me causaba eran carcajadas. Las carcajadas eran producidas por los mas variados motivos: las actuaciones, los bailes, la música. La película parecía la típica parodia que los simpsons harían respecto a una película India. No exagero, ni miento. No podía parar de pensar en Apu disfrutando de una película que carecía totalmente de sentido a mis divertidos ojos y desacostumbrados oídos. La actriz hablaba y cuando la otra persona respondía ella sonreía pero no actuando sino que parecia "no estar metida en el papel". Era todo bastante confuso. La actriz me pareció bonita, de pelo negro lacio y piel morena, un cuerpo flaco y pequeño y, lo mas importante para los cholulos, era actriz! De hablar (naturalmente que no entendí ni medio) pasaron inmediatamente a tocar música con diversos instrumentos, entre tambores, flautas y otros que ni los nombres sabia. Bailaban alrededor de un fuego rustico al son de la música. Había uno de ellos particularmente extasiado que tocaba su flauta con desesperación mientras que se paraba y se ponía de primer plano ante las cámaras (ese muchacho necesitaba un poco de atención). Miré varias veces a los costados a ver si era un chiste porque no podía entender como alguien podría mirar esa película. Fue divertido y distinto, no obstante, ver como se movían las cámaras y como actuaban, así como ver un baile propio de la India y su música. Seguramente la magia de la edición haría de todos esos movimientos espasmódicos y sonrisas en momentos que no eran oportunos desaparecieran dándole el aspecto interesante a una nueva película India.

 Izq. Parte del escenario y carpa donde dormí. Der. La actriz principal acomodándose el micrófono.

Si bien el safari no fue lo que me esperaba, no puedo dejar de pensar que las experiencias hay que vivirlas y no quedarse con las ganas de haberlo hecho. Me quedé con un atardecer, una dificultosa charla con un bruto japones, un viaje en camello, una loca película India y una rica comida. Ya no me queda tanto de viaje así que a disfrutar de las pocas experiencias que me quedan a este loco y hermoso deseo.

Atardecer en el desierto de Thar en Pushkar. Sabias que en 1974, India detonó su primera bomba atómica en la zona más despoblada del Thar? Esperemos haya mas atardeceres y menos bombardeos en nuestro futuro.


Como opinión creo que los tours en camello de 3 días o mas han de ser bastante mejores ya que te permite ambientarte y disfrutarlo de otra manera mucho mas profunda. Mi tour consistió en una tarde y una mañana, imagino que es por eso que no me llevaron tan en medio del desierto como hubiese querido. Hay que averiguar bien una vez en Pushkar o ir directamente a Jaisalmer donde están los safaris mas famosos (y por lo tanto mas superpoblados de turistas).

1 comentario:

  1. Ya queda poco, no Gabo?
    Te trató bien el camello? tuviste que dormir con el japonés?

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